lunes, 25 de julio de 2011

Poder y Predica

Cuando por las cosas de la vida debemos separarnos de aquellos que amamos, ya sea circunstancialmente o definitivamente, queremos imprimir en quienes dejamos un recuerdo imborrable.
Sucedio con nuestros abuelos que dejaron la Europa en conflicto para venir a nuevas tierras, algunos prometieron volver pronto, y otros dijeron que llevarían a los suyos a la "America", pero muy pocos pudieron cumplir aquella promesa, aunque los suyos recordaron y atesoraron la pormesas hasta el último día de sus vidas.
Cuando Jesús partió, no solo dejo una tumba vacía, sino que antes de partir definitivamente apreció ante los suyos, y en una emanación de amor que aún hoy permanece, les dijo:
Id por todo el mundo; predicad el evangelio á toda criatura. El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado. Y estas señales seguirán á los que creyeren: En mi nombre echarán fuera demonios; hablaran nuevas lenguas; Quitarán serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les dañará; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán.
Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó á la diestra de Dios. Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, obrando con ellos el Señor, y confirmando la palabra con las señales que se seguían. Amen.
Hoy comienza esta nueva etapa, tal vez la última que nos toque vivir a la humanidad y la palabra "predicad" debe ser el eje de nuestra vida.

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